Cirugía para el ronquido

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Cirugía para el ronquido

La cirugía del ronquido es un conjunto de procedimientos quirúrgicos que corrigen obstrucciones en las vías respiratorias superiores para reducir o eliminar el ronquido, mejorando así la respiración durante el sueño.

El ronquido afecta a entre el 25% y 40% de los adultos de manera regular aumentando con la edad hasta un 60% en hombres y un 40% en mujeres mayores de 40 años.

Mejora significativamente la calidad del sueño, ayuda a prevenir afecciones más graves y disminuye la dependencia de soluciones temporales proporcionando una solución más duradera al problema del ronquido.


Qué es la Cirugía del ronquido

La cirugía del ronquido es un conjunto de procedimientos quirúrgicos destinados a tratar los ronquidos crónicos y, en algunos casos, la apnea del sueño obstructiva.

Estos trastornos del sueño ocurren cuando las vías respiratorias superiores se obstruyen parcial o totalmente durante el sueño provocando los característicos sonidos del ronquido y, en casos más severos, interrupciones respiratorias.

Los objetivos principales de la cirugía del ronquido son:

  • Ampliar las vías respiratorias superiores para facilitar el flujo de aire.
  • Reducir o eliminar la vibración de los tejidos blandos que causan los ronquidos.

El ronquido es un sonido respiratorio que ocurre durante el sueño cuando el flujo de aire a través de las vías respiratorias superiores se ve parcialmente bloqueado o restringido. Esto provoca que los tejidos blandos de la garganta, el paladar y la úvula vibren al pasar el aire, generando el sonido característico.

Puede ser ocasional o crónico y aunque a menudo es inofensivo puede ser un síntoma de problemas de salud más graves.

Estas cirugías están indicadas para personas cuyos ronquidos no mejoran con tratamientos no invasivos y buscan una solución duradera que mejore su calidad de sueño y prevenga complicaciones como la apnea obstructiva del sueño.

Los candidatos ideales para la cirugía del ronquido suelen ser personas que:

  • Roncan de forma crónica: el ronquido debe ser lo suficientemente intenso y frecuente como para afectar la calidad de vida propia o de la pareja.
  • Han probado otros tratamientos: se recomienda probar primero tratamientos no quirúrgicos como dispositivos orales, pérdida de peso o evitar el alcohol y los sedantes antes de considerar la cirugía.
  • Tienen apnea del sueño leve a moderada: en algunos casos la cirugía puede ser una opción para tratar la apnea del sueño pero es importante evaluar cada caso individualmente.


Cómo se realiza la Cirugía para el ronquido

Existen varias técnicas quirúrgicas diseñadas para tratar las diferentes causas del ronquido. A continuación se explica el proceso general para las cirugías más comunes:

Uvulopalatofaringoplastia (UPFP)

Consiste en la eliminación del exceso de tejido del paladar blando y la úvula para abrir las vías respiratorias. Al reducir estas estructuras, se minimizan las vibraciones que causan el ronquido. Es uno de los más comunes para el ronquido.

Requiere anestesia general y tiene una duración de entre 1 y 2 horas.

La recuperación requiere varios días de reposo, con molestias en la garganta durante 1 a 2 semanas.

Somnoplastia

Se introduce una sonda que emite energía de radiofrecuencia en las zonas problemáticas, como el paladar blando, la lengua o los cornetes nasales. La radiofrecuencia reduce el tejido responsable de la obstrucción de las vías respiratorias.

Se utiliza anestesia local siendo un proceso rápido que se extiende entre 20 y 40 minutos.

Tiene una rápida recuperación con molestias mínimas durante unos días.

Septoplastia

Corrige el tabique nasal desviado que obstruye el flujo de aire. Esto se hace a través de pequeñas incisiones dentro de la nariz para reposicionar el tabique y mejorar la respiración.

Según el caso se realiza bajo anestesia general o local requiriendo entre 1 y 2 horas.

Suelen haber una recuperación rápida, con molestias leves y necesidad de evitar actividades físicas intensas por una o dos semanas.

Hay más información en el tratamiento del tabique nasal desviado.

Especialmente en niños las amígdalas o adenoides pueden obstruir las vías respiratorias. Se extrae las amígdalas y/o las adenoides agrandadas que bloquean las vías respiratorias y causan el ronquido.

Se utiliza bajo anestesia general con intervenciones desde 30 minutos a 1 hora.

La recuperación requiere reposo de una a dos semanas, con dolor de garganta que se maneja con analgésicos.

Se colocan pequeños implantes en el paladar blando para endurecerlo y evitar que vibre durante el sueño, lo que reduce o elimina el ronquido.

Se utiliza anestesia local y en unos 30 minutos se completa.

La recuperación es rápida, con molestias leves durante 1 o 2 días.

Consiste en avanzar ligeramente la mandíbula ayudando a mantener las vías respiratorias abiertas durante el sueño. Sólo para casos donde la anatomía de la mandíbula contribuye al ronquido de forma significativa.

El cirujano realiza una incisión dentro de la boca para acceder a la mandíbula. Luego, desplaza hacia adelante una parte del hueso de la mandíbula inferior (mentón) para abrir más espacio en la vía aérea. Este avance mandibular mejora el flujo de aire reduciendo las obstrucciones que causan el ronquido y la apnea del sueño.

Este procedimiento puede combinarse con otros para obtener mejores resultados como la uvulopalatofaringoplastia (UPFP).

Se utiliza anestesia general y puede durar entre 1 y 2 horas según la complejidad.

La mayoría de los pacientes experimentan inflamación facial durante la primera semana y deben seguir una dieta blanda. La recuperación completa puede tardar varias semanas, aunque la mayor parte de la inflamación se resuelve en unos 10 a 14 días.

El cirujano realiza incisiones dentro de la nariz para acceder a las estructuras internas. A través de estas incisiones, se corrigen deformidades como el tabique nasal desviado (mediante septoplastia), la reducción de cornetes agrandados, o se refuerzan las válvulas nasales que pueden estar colapsando durante la respiración.

Se realiza bajo anestesia general o local con sedación y dura entre 1 y 3 horas, dependiendo del alcance del procedimiento.

Después de la cirugía se puede experimentar hinchazón y congestión nasal que suelen disminuir en las semanas siguientes.

Los resultados de la cirugía del ronquido suelen ser duraderos, aunque varían según la causa subyacente y el tipo de procedimiento realizado.

En la mayoría de los casos los pacientes experimentan una mejora significativa en su calidad de vida al reducir o eliminar los ronquidos y mejorar la respiración durante el sueño. Además, la cirugía puede ayudar a disminuir los síntomas de apnea del sueño y mejorar el descanso nocturno, proporcionando un alivio a largo plazo de los problemas respiratorios relacionados con el ronquido.

Los resultados finales pueden tardar algunas semanas o meses en ser evidentes, ya que la inflamación y el proceso de cicatrización deben resolverse por completo antes de que el paciente experimente los beneficios plenos de la cirugía.

En general los resultados son positivos para aquellos pacientes que cumplen con las indicaciones y tienen una causa anatómica clara del ronquido.

Aunque la cirugía es efectiva para muchas personas, los resultados pueden no ser permanentes en todos los casos y algunos pacientes pueden seguir experimentando ronquidos leves o necesitar tratamientos adicionales. El éxito de la cirugía depende en gran medida de la causa del ronquido y de la precisión con la que se identifica y aborda el problema subyacente.

La cirugía del ronquido es generalmente segura, pero como cualquier intervención quirúrgica, conlleva ciertos riesgos y complicaciones que pueden variar según el tipo de cirugía realizada, las condiciones de salud del paciente y el tipo de anestesia utilizada.

Los riesgos comunes asociados con la cirugía del ronquido son:

  • Dolor y Molestias Postoperatorias: después de la cirugía es común experimentar dolor o molestias en la garganta, especialmente en procedimientos como la uvulopalatofaringoplastia (UPFP) o la ablación por radiofrecuencia. Estas molestias suelen durar de unos días a semanas y pueden ser controladas con analgésicos recetados.
  • Infección: aunque rara existe el riesgo de infección en la zona operada. Se puede minimizar con antibióticos profilácticos y cuidados adecuados después de la cirugía.
  • Sangrado: algunas cirugías, especialmente aquellas que implican el paladar blando o las amígdalas, pueden llevar a hemorragias leves o moderadas. En raros casos puede ser necesario un tratamiento adicional para detener el sangrado.
  • Cambios en la Voz: la cirugía en el paladar blando o la úvula puede afectar temporalmente el tono de la voz, resultando en un cambio de tono o una voz más nasal. En la mayoría de los casos, estos efectos son temporales pero en raros casos los cambios pueden ser permanentes.
  • Dificultad para Tragar: algunos pacientes pueden experimentar dificultad para tragar después de la cirugía, especialmente durante la fase de recuperación temprana. Este síntoma suele ser temporal y mejora con el tiempo.
  • Obstrucción nasal o congestión: si se realiza una cirugía nasal (como una septoplastia o reducción de cornetes), puede haber una sensación de congestión nasal o taponamiento durante los primeros días o semanas después del procedimiento, lo cual es una parte normal de la recuperación.
  • Cicatrización anómala: algunas personas pueden desarrollar cicatrices anormales o tejido de cicatrización excesivo, lo que podría afectar los resultados del procedimiento o requerir cirugía adicional.

Entre los beneficios más comunes figuran:

  • Reducción o eliminación del ronquido: la mayoría de los pacientes experimentan una disminución significativa del ronquido o su eliminación completa.
  • Mejora de la calidad del sueño: los pacientes y las personas que duermen cerca reportan una mejora en la calidad de su sueño, lo que resulta en un descanso más profundo y reparador.
  • Alivio de los síntomas de apnea del sueño: en pacientes con apnea obstructiva del sueño leve o moderada, la cirugía puede ayudar a reducir la interrupción del sueño y mejorar los niveles de oxígeno durante la noche. Aunque la cirugía no siempre cura completamente la apnea, puede reducir la severidad de los episodios de apnea y disminuir la necesidad de dispositivos CPAP.
  • Menor dependencia de tratamientos temporales: después de una cirugía exitosa, muchos pacientes ya no dependen de dispositivos CPAP, férulas dentales o medicamentos para controlar el ronquido. La cirugía proporciona una solución más permanente que muchos otros tratamientos no invasivos.
  • Mejora de la respiración diurna: algunos procedimientos no solo reducen el ronquido sino que también mejoran la respiración durante el día, lo que puede aliviar problemas respiratorios crónicos como la congestión nasal.
  • Mejor Salud General: al mejorar el flujo de aire y reducir los episodios de apnea del sueño se suele experimentar una mejora general en su salud, incluyendo un menor riesgo de enfermedades relacionadas con la apnea como la hipertensión, enfermedades cardíacas y fatiga crónica.

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